Iba caminando por el bosque, en medio de una alfombra de hojas, cuando a lo lejos, divisé una seta muy graciosa y de buen tamaño. Curiosa, me acerqué a mirarla, cuando, de repente salió un enanito de dentro, enano que debía ser de la familia de Los Gruñones, porque con muy malos modales me dijo: “¡Tú, qué pretendes!, ¿me vas a tirar la casa o qué?”.
¡Casi me muero del susto!, a duras penas le dije: “No, por favor, yo soy muy respetuosa con todo el mundo”.
¡Sí, sí, respetuosa, ya, como todos!, me dijo. ¡Con lo que me cuesta pagar la dichosa hipoteca; humana tonta y pequeña…!, y dando un portazo en su seta, desapareció sin más.
¿Pequeña y tonta, yoooo?. A punto estuve de darle un manotazo a la seta y derribarle su casa, pero luego pensé: No lo voy a hacer, porque he dicho que soy respetuosa y sobre todo…, ¡porque yo no soy un banco!.
Me alejé muy contenta conmigo misma, ¡Ah, qué bonito es el otoño!