Iba caminando por el bosque, en medio de una alfombra de hojas, cuando a lo lejos, divisé una seta muy graciosa y de buen tamaño. Curiosa, me acerqué a mirarla, cuando, de repente salió un enanito de dentro, enano que debía ser de la familia de Los Gruñones, porque con muy malos modales me dijo: “¡Tú, qué pretendes!, ¿me vas a tirar la casa o qué?”.
¡Casi me muero del susto!, a duras penas le dije: “No, por favor, yo soy muy respetuosa con todo el mundo”.
¡Sí, sí, respetuosa, ya, como todos!, me dijo. ¡Con lo que me cuesta pagar la dichosa hipoteca; humana tonta y pequeña…!, y dando un portazo en su seta, desapareció sin más.
¿Pequeña y tonta, yoooo?. A punto estuve de darle un manotazo a la seta y derribarle su casa, pero luego pensé: No lo voy a hacer, porque he dicho que soy respetuosa y sobre todo…, ¡porque yo no soy un banco!.
Me alejé muy contenta conmigo misma, ¡Ah, qué bonito es el otoño!
:-)
ResponderEliminarMenudo carácter el del enano.
Un beso Mª José.
Ja ja ja Si fueras un banco no tendrías piedad. Hay que ver como está el patio, que hasta los enanitos han cerrado la mina y pagan hipoteca. A saber el destino profesional de Blancanieves en tiempos de crisis.
ResponderEliminarHola Torcuato, gracias por leer el relato (jo, me ha salido un pareado), te animo a que sigas visitando el blog, lo iré llenando de cositas, y sí, el enano era de lo más gruñón.
ResponderEliminarBesos.
Manu, ya sé qe yo no soy un banco, y también sé que Blancanieves ya está en el paro.
ResponderEliminar¡Esta vida es una ruina!. Si no te lo crees, vete a Gracia, la cuna de nuestra civilización y me lo cuentas.
Besos