Casi en los 60, divorciada, dos hijos a su bola y… ¡tan poca ilusión!.
No le gustaban las manualidades, tampoco la “ofimática”, ¿qué diablos es eso?, ¿algo para trabajar?; ¡eso, no hay para las jóvenes y me lo van a dar a mí!. ¿Qué hago…?. Pensó y al fin resolvió.
Sus amigas le dijeron loca, la familia…
Todo le dio igual, ya sabía cómo hacerlo, así que se lanzó y VOLÓ.
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